La caída del cabello
es una de las consultas más frecuentes en la farmacia en otoño. Este problema tan habitual en esta
época normalmente es consecuencia del deterioro que sufre el cabello en el verano.
El cabello está más debilitado, tras las largas exposiciones solares,
sudoración excesiva, continuo contacto con el agua de la piscina o del mar.
Esta caída estacional no es más que una renovación del cabello dañado, y por lo
tanto no debe alarmarnos. Todo cabello que perdemos por esta causa será
sustituido por otro sano.
Una mala alimentación, dietas muy restrictivas, en las que se reduce drásticamente el consumo de alguno de los nutrientes básicos: proteínas, hidratos de carbono o grasas. Estados carenciales de vitaminas y minerales, situaciones de estrés físico o mental, depresión o ansiedad, tras dar a luz o sufrir un aborto, enfermedades como: diabetes mellitus, hipo e hipertiroidismo, anemia, enfermedades inflamatorias intestinales, enfermedad celíaca, artritis reumatoide, etc. , Intervenciones quirúrgicas, tratamientos de quimioterapia y radioterapia algunos fármacos como: esteroides anabolizantes, glucocorticoides, antitiroideos, anticonceptivos orales, antihipertensivo, fármacos para disminuir el colesterol, antinflamatorios, anticoagulantes, antiepilépticos… y otras muchas son las causas de este problema tan extendido y que tanto nos preocupa y para el cual hay solución, pues el tratamiento en todos estos casos se basa en corregir el factor causal: tratar la enfermedad de base, corregir los hábitos alimentarios... O aceptar que es una situación normal, de renovación del cabello y como mucho durará tres meses (en el postparto, caída estacional…)
Los suplementos alimenticios, champús, sprays, y ampollas de
venta en farmacia, suponen una ayuda a la recuperación del buen estado capilar,
aportan los nutrientes necesarios y fortalecen el cabello. Complementándose entre
ellos.
A la hora de elegir un tratamiento, es importante elegir productos de
alta calidad, con eficacia demostrada y elaborados por laboratorios de confianza. Estos tratamientos están
recomendados en situaciones de desequilibrio nutricional, estrés, anemia, y
todas las demás causas de la caída de pelo antes mencionadas, sin dejar de intentar
tratar o corregir el problema real que
lo origina.
Pero la causa más frecuente de alopecia tanto en hombres
como en mujeres es la Alopecia androgénica. Se trata de una sensibilidad anormalmente
elevada, determinada genéticamente, del cuero cabelludo a los andrógenos circulantes
en sangre.
Más del 50% de los hombres entre 40 y 50 años se ven
afectados por este tipo de alopecia y un 40% de las mujeres postmenopáusicas.
En varones se empieza a manifestar tras la pubertad, y
acostumbra a iniciarse en la línea de implantación frontolateral, lo que comúnmente
conocemos como “entradas”. Suele estar acompañada por seborrea (exceso de grasa
en el cuero cabelludo) también señal de sobreestimulación androgénica en la
zona.
En las mujeres, para diagnosticar este tipo de alopecia, hay
que descartar primero las otras causas de alopecia femenina, y observar otros
signos clínicos y analíticos de hiperandrogenismo. Se trata de una perdida
difusa, el cabello pierde grosor sin llegar a desaparecer por completo,
permitiendo la visualización de la piel del cuero cabelludo.
Solo hay dos tratamientos que han demostrado ser eficaces para
la alopecia androgénica en varones: el minoxidilo
y la finasterida.
Los tratamientos naturales y a base de vitaminas, son
claramente ineficaces en estos casos.
El minoxidilo es un vasodilatador que favorece el
crecimiento capilar y frena su caída. Se presenta en forma de gel o loción al 2
o al 5% y se debe aplicar 1ml, 2 veces al día, sobre la zona afectada. La
eficacia de la loción de minoxidilo al 5% es claramente superior en varones. Las mujeres deben usar la loción al 2%,
siendo el tratamiento tópico más eficaz en este proceso.
La finasterida es un antiandrógeno de acción periférica. Se
presenta en comprimidos. La dosis recomendada es de 1mg (un comprimido)
al día. Es un medicamento eficaz en
estadios leves-moderados en pacientes varones
entre 18 y 41 años y seguro, con efectos
adversos escasos. Está contraindicado en mujeres en edad fértil y ha demostrado
ser ineficaz en mujeres postmenopáusicas.
En mujeres jóvenes la alopecia androgénica puede deberse a
alteraciones ginecológicas u hormonales y muchas veces el tratamiento con
anticonceptivos orales suele ser eficaz.
El lavado frecuente, tintes o permanentes no está en ningún caso
contraindicado en caso de alopecia, es más, se considera beneficioso, pues
ayuda a disimular el problema, y hacernos sentir mejor y es aconsejable en caso de alopecia acompañada de
hiperseborrea.
Los masajes del cuero cabelludo y la aplicación de calor
aumentan la vasodilatación y la actividad del folículo piloso, por lo que también
está recomendado.
En definitiva, una buena alimentación y estilo de vida
saludable es imprescindible para prevenir este problema siempre y cuando no sea
de origen hereditario, tipo androgénico. En cualquier caso ante una situación de
caída de pelo desproporcionada, que nos ocasiona preocupación, lo recomendable
es acudir a nuestro médico de cabecera para intentar determinar la causa y en
su caso nos derive al especialista correspondiente: dermatólogo, endocrino, o ginecólogo,
para tratar el problema de la forma más eficaz.
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